La tarde estaba cayendo cuando la radio en medio del campamento escupió estática y una voz entrecortada.
—Glenn, ¿puedes repetirlo? —pidió Dale, golpeando suavemente el costado de la radio en un intento inútil por mejorar la recepción.
Las personas que estaban dispersas en sus actividades se fueron acercando, curiosos por lo que podría estar pasando.
La señal crujió durante un segundo antes de que la voz de Glenn regresara, más nítida, pero cargada de urgencia.
—¡Estamos atrapados en el centro comercial! —Se escuchó su respiración acelerada—. No hay salida, estamos rodeados…
La transmisión se cortó de golpe.
El silencio que siguió fue denso, cargado de tensión. Todos asimilaban lo que acababan de escuchar.
—Mierda… —murmuró Shane, pasándose una mano por la cabeza.
—¿Escucharon eso? —Lori rompió el mutismo, mirando a Rick con preocupación—. Dijo que están atrapados.
—Y sin salida —añadió Rick, su expresión endureciéndose mientras sus ojos recorrían el campamento.
Dale nos había dado una corta explicación sobre los miembros que faltaban, los cuales fueron a la ciudad en busca de suministros. Note la expresión de Rick, era claro que en su mente ya estaba trabajando en un plan.
—No podemos hacer nada. —La voz de Shane se impuso con firmeza, cortante, como si con eso la conversación hubiera terminado antes de empezar—. Sabían los riesgos, eligieron ir. No podemos arriesgar a todos por unos pocos.
Amy giró bruscamente la cabeza hacia él, incrédula.
—¿Cómo que "no podemos hacer nada"? ¡Mi hermana está ahí!
—No es solo tu hermana. Glenn, Andrea, Jacqui… todos ellos están atrapados —intervino Dale, con el ceño fruncido.
Me distraje por un momento, perdiéndome en mis pensamientos. Al principio, había creído que al traer a Rick directo a la cantera y evitar que disparara en Atlanta, el grupo no quedaría atrapado. En la serie, después de todo, fue su culpa por atraer la atención de los caminantes.
Pero tal vez esto era un evento fijo, algo que sucedería sin importar lo que hiciera.
Entonces, ¿qué podía cambiar realmente? Ya había visto que no todo era imposible,Morgan estaba aquí, cuando en la serie no debería haber estado.Mire hacia él, la expresión en su rostro mientras observaba como todos discutían, siempre abrazando a duane.
Un cambio pequeño, pero un cambio al fin y al cabo. Entonces ¿Cuáles eran los hechos imposibles de modificar? ¿Y por qué?
—Rick irá… ¿no es cierto? —La voz de Lori me sacó de mis pensamientos. Su mirada estaba clavada en su esposo, mezclando enojo y decepción.
Rick apretó la mandíbula.
—No podemos dejarlos ahí. Morirán sin ayuda.
Su actitud de policía protector era incuestionable. Siempre iría al rescate, sin importar el riesgo.
—Sabían en lo que se metían —insistió Shane, con más enojo en la voz—. Esto no es una jodida película de acción, Rick. Si vamos allá, podríamos perder más gente de la que queremos salvar.
Morgan, que había estado callado hasta ahora, cruzó los brazos.
—Si fueras tú o alguien que te importa la que estuviera allá, ¿dirías lo mismo?
Shane le lanzó una mirada afilada.
—No es cuestión de quién me importa más. Es cuestión de sentido común.
—Es cuestión de decidir quiénes somos —corrigió Morgan—. Si dejamos que el miedo nos haga abandonar a los nuestros, ¿qué nos diferencia de los caminantes?
Daniel, que hasta ese momento había estado escuchando en silencio, habló con calma.
—Dejarlos ahí no es una opción. Pero lanzarnos sin un plan tampoco.
Rick asintió.
—Exacto. No voy a quedarme de brazos cruzados, pero tampoco voy a correr directo a una trampa. Necesitamos pensar en la mejor manera de hacerlo.
Shane bufó.
—No hay una "mejor manera" cuando estás rodeado de caminantes.
Amy se adelantó un paso, con la mandíbula tensa.
—Si no piensas ayudar, entonces al menos no estorbes.
La tensión se hizo aún más pesada.
Lori suspiró, pasando la mirada entre Shane y Rick.
—Si Glenn logró contactarnos, significa que aún tienen una oportunidad. Pero no por mucho tiempo.— Determine, no muy seguro de como sería la situación allá.
Rick exhaló lentamente, mirando a Morgan y a mi.
—Bien. ¿Ideas?
Ambos intercambiamos una mirada.
—Primero necesitamos saber cuántos caminantes hay y si existe alguna ruta de escape posible —dije—. Tal vez podamos distraerlos y abrir un camino.
—O encontrar una entrada alternativa —agregó Morgan—. No sabemos si están atrapados en el piso principal o si pueden moverse dentro del edificio.
Me impresionó la mente del hombre, sabía analizar las situaciones, sería un gran integrante y muy valioso con el tiempo.
Rick asintió.
— Rick, intenta comunicarte con Glenn de nuevo. Usa tu radio, tiene mejor estabilidad en la señal. Necesitamos más información antes de hacer cualquier cosa.—Opine
Rick asintió llendo directo a su auto.
Shane negó con la cabeza, claramente frustrado.
—Están locos…
Pero nadie le prestó atención.
Morgan intercambió una mirada conmigo. Podía ver que, aunque era un hombre que quería ayudar, también entendía la necesidad de un plan.
—Si están atrapados en un centro comercial, hay múltiples accesos —dije, analizando en voz alta—. Algunos de esos lugares tienen pasajes de servicio, entradas traseras. Si conocemos la estructura, podríamos encontrar un punto ciego o una forma de desviar a los caminantes.
—Distraerlos podría funcionar —asintió Morgan—. Pero necesitaríamos una forma de hacerlo sin exponernos demasiado.
—Vehículos con bocinas, fuegos artificiales, algo que haga ruido lo suficientemente lejos de la salida que elijamos —respondí—. No necesitamos matarlos a todos. Solo abrir una brecha.
Shane negó con la cabeza, cruzando los brazos con frustración.
—Van a matarse allá afuera.
—O tal vez no —repliqué, mirándolo fijamente—. Pero si los dejamos solos allá afuera, nos aseguramos de perderlos.
Silencio.
—No responden— Informó Rick regresando.
No dije nada por un momento, dejando que la información se asentara.
—Entonces no tenemos opción. Necesitamos verlo con nuestros propios ojos.
Rick asintió.
—Morgan, Daniel, vengan conmigo. Shane, si no quieres venir, quédate aquí y mantén el campamento seguro.
Shane tensó la mandíbula. No le gustaba, pero tampoco tenía argumentos.
—Tienen una hora. Si no regresan… —No terminó la frase.
—Regresaremos —aseguré.
Nadie más dijo nada mientras nos preparábamos.
La decisión estaba tomada.