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Chapter 3 - Episodio 1: ‘El Hambre Contenida’ Parte 2

Ella dio un potente salto frontal que la llevó a estrellarse de cara contra uno de los soldados. El hombre de armadura negra con detalles rojos cayó de espaldas, ¿y qué es lo que hizo Briar? Lo único que ella sabe hacer.

—¡Acechar! ¡Matar! ¡Comer!—con las cuchillas del cepo, cortando con movimientos ondulantes de arriba hacia abajo, destrozó la armadura del hombre provocando el clásico sonido del metal rechinante, al mismo tiempo que las afiladas hojas cortaban la piel del hombre. 

La sangre salpicó en su cara, y ella se rió mientras estiraba su lengua para lamerse los labios. Los demás soldados estaban impactados por la brutalidad de este monstruo, pero de inmediato recuperaron la compostura lanzando gritos de guerra que reverberaban en las paredes de la zona comercial. Así rodearon a Briar en cuestión de segundos, haciendo que la adorable abominación mirase en todas las direcciones posibles.

—Jejeje. Ustedes no me están atrapando… ¡Ustedes están atrapados conmigo!—colocando las manos en el suelo y, como un animal de cuatro patas, saltó hacia el soldado más cercano. Sin embargo, al hacerlo, la punta de una lanza le atravesó el abdomen. 

La sangre salpicó con pequeñas gotas mientras ella se desplomaba en el suelo. Por un instante Briar estuvo de rodillas con la sangre saliendo de su herida, pero ella levantó la mirada y sus ojos seguían encendidos con furia y hambre, por consiguiente…

—¡Ahhhg!—Briar lanzó un grito ensordecedor y chirriante, liberando una gran llamarada del color de la sangre que empujó a todos los soldados frente a ella. Fueron seis en total, quienes se estrellaron contra las paredes quedando inconscientes, aunque dos de ellos murieron por el golpe.

Con este acto maníaco, Briar se levantó del suelo, solo para que uno de los soldados apareciera blandiendo su pesada espada desde lo alto. Su intención era obvia, pues este tipo quería partir a Briar en dos, pero no lo logró. Briar usó las cuchillas en paralelo frente a su propio rostro para protegerse. El peso de la espada no fue un problema, ya que ella, a pesar de ser pequeña en comparación al corpulento soldado de dos metros de altura, es extremadamente fuerte y ágil. Con este movimiento quedó fuera de peligro, pero su abdomen seguía sangrando sin parar, regando la sangre por el suelo de tierra que se tiñó de rojo.

Los demás soldados vieron la oportunidad y entraron a la batalla, disparando flechas que se clavaron en el torso de Briar. Ella gimió horrorosamente con la voz ronca y grave, pero con el toque salvaje y femenino que la caracteriza. Una vez más, ella casi se desploma, pero comenzó a reírse escupiendo sangre por la boca. Apretó ambas cuchillas contra la espada pesada del soldado y la partió en dos.

El hombre por un instante se quedó aturdido. Cuando quiso incorporarse delante de Briar, ella ya le había mordido el cuello. Briar lamió toda la sangre que llenó la armadura del soldado y gracias a la hemomancia y la magia que imbuye su cuerpo, sus heridas comenzaron a cerrarse. Su piel escupió las flechas y su abdomen dejó de sangrar.

Siendo ella un monstruo inmortal imparable que sana con tan solo beber una gota de sangre, Briar estaba en completa ventaja contra seres tan débiles como los soldados restantes. Ella misma solía decirle a Midas que lo mejor era poner al guerrero más fuerte contra el enemigo más grande. En ese momento, estas bolsas de sangre no eran más que comida con piernas, no un enemigo al que enfrentar.

Empapada por la sangre, Briar ahora quería terminar de comer su almuerzo.

—Amigo… ¿Dónde está mi amigo? Uh, es cierto. Primero me los comeré a todos ustedes y luego regresaré con mi amigo—Briar se limpió la sangre de la cara con la palma de la mano y luego se lamió la mano—¿O también debería comérmelo a él? Jujejeje. ¡Ahhhg!

La batalla se reanudó después de una breve pausa de un segundo. Los soldados que peleaban fueron implacables y nunca se rindieron. Cortaron, golpearon y dispararon con todas las fuerzas que tienen sus cuerpos, pero ningún esfuerzo fue suficiente para detener a este monstruo. 

Ella también es implacable; un ser hecho para la matanza con las magias más extrañas de este mundo.

Lo único que quedó al final de la batalla fue una calle vacía y un montón de soldados muertos. Entre todo eso estaba Briar, mirando el cielo azul en silencio. El hemolito flotó sobre sus hombros y el cepo volvió a cerrarse. Su mirada volvió a ser blanca y púrpura, y su respiración, antes agitada, se suavizó.

—¡Gracias por la comida! Ustedes fueron muy amables—con esas crueles palabras a los cadáveres repartidos en el suelo que manchan la tierra de rojo carmesí, Briar se dio media vuelta y sintió el olor de Midas en el aire. Ella sonrió al sentir que él se está alejando a paso de tortuga—Voy a alcanzarte…

***

Su respiración agitada es constante. Sus piernas le dolieron y sus pies descalzos pisaron muchas piedras afiladas que lo lastimaron, pero aun así siguió corriendo. Está corriendo como nunca, pues su libertad estaba cerca.

Esa chica se quedó atrás. Con suerte no la volveré a ver, pero aun así me siento culpable. La culpa recayó en que él dejó a su salvadora atrás. Él ya podía imaginar que seguramente Briar está peleando contra los soldados noxianos, pero eso ahora no era su problema.

Midas entendía que estaba siendo egoísta, pero antes que la vida de un ser que mata de una forma tan brutal, está su propia vida. Ahora con este mapa, Midas tenía que buscar una ruta segura para escapar de Noxus y regresar a Zaun, el lugar en el que creció.

Su historia aún está oculta en las profundidades de su mente, y el origen de su poder espera a ser revelado. Mientras tanto, Midas seguirá avanzando hasta llegar a su destino.

Quería morir… Midas quería terminar con la tortura de estar encerrado en esa celda, pero ahora que se liberó, se dio cuenta de que estaba actuando como un cobarde. La muerte le quitaría todas las oportunidades posibles. Pero ahora, fuera de esa celda, y corriendo bajo el cielo azul, él finalmente se decidió. Regresaré a casa. Al lugar donde una vez se sintió seguro.

Ahora el problema más importante era buscar un refugio donde esconderse para leer el mapa. Midas aún corre por la zona comercial, pues no ha pasado mucho tiempo desde que huyó como una rata escurridiza. Además, su apariencia andrajosa llamaba demasiado la atención, pero seguía viéndose como un hombre adulto normal. Esa era una ventaja.

Al borde del colapso, Midas finalmente salió de la zona comercial. Se le ocurrió correr en la dirección contraria a los grandes edificios que se levantaban a la lejanía. Meterse en el corazón de Noxus era una estupidez obvia, era más plausible irse lo más lejos posible intentando evadir la seguridad.

Como la zona comercial tenía pequeños edificios del color de la arena del desierto, ahora que salió del lugar se encontró con una extensión de casas de piedra negra, sombrías y robustas, con personas intrigadas por los gritos y las personas que llegaron gritando luego de los problemas en la zona comercial.

Midas aprovechó esto y se ocultó entre la gente. Como su ropa era prácticamente basura, decidió que era hora de portarse mal.

Al pasar entre las casas y la gente, notó que cerca de allí alguien había tendido la ropa en una cuerda. Allí se encontraba una limpia y agradable capa con capucha del color de la noche, conveniente para ocultar la apariencia hasta cierto punto. Aunque, bueno, al tipo que lleva un mapa en la boca y que tiene un inhibidor con forma de caja pequeña que aprisiona sus manos se le haría difícil hacer tantas cosas.

Así que, con gran destreza, maniobró el mapa entre sus dientes y lo metió dentro de su camiseta. Al estar listo, Midas disimuló un poco sus manos de prisionero y agarró la capa con los dientes, acto seguido, se echó a correr como un vil ladrón.

Lo hice… lo hice de nuevo… Aunque no lo parezca, en el pasado Midas ya le había robado muchas cosas a la gente. Eso fue cuando era un niño y aún vivía en Zaun junto a su hermana mayor. Ahora todo era diferente.

Robar para sobrevivir, así de difícil podía ser la infancia de los niños en Zaun.

Midas se mantuvo corriendo durante unos minutos más. Su corazón golpeaba con fuerza dentro de su pecho y el sudor caliente corrió por su frente. Su respiración fue difícil ya que aún sostenía la capa con los dientes. Lo único bueno de todo esto es que la capa sirvió para ocultar el inhibidor. Así la gente no sospechará de él.

¿Nadie me vio? Se preguntó mientras intentaba ponerse la capucha. La oscuridad de la capucha ocultó su rostro delgado y demacrado, y su cabello también hizo su trabajo al ocultar su rostro. Ahora se veía más como una sombra de la muerte, delgado y tenebroso, pero sin identidad que mostrar a los demás.

Descansó durante unos minutos más apoyando la espalda en una pared detrás de unas cajas para que nadie pudiera verlo. Respiró y se dio cuenta de la falta de hidratación. Sintió sed, pero incluso eso importaba poco. Todo lo que Midas podía hacer era escapar. De hecho, en estos breves minutos todo fue muy tranquilo. Bastante pacífico en comparación con las celdas llenas de experimentos que gritaban y golpeaban las paredes junto al hambre insaciable.

—Aah… Estoy cansado—para distraerse un poco mientras descansaba, hizo crujir sus dedos dentro del inhibidor. Como ahora sus manos estaban cubiertas de metal dorado, estas hacían un ruido metálico cada vez que se movían. Era algo que Midas solía hacer mucho cuando estaba encerrado.

Cerró los ojos para dejar salir las preocupaciones, pero justo en ese momento escuchó una voz autoritaria demandando órdenes a los soldados noxianos.

Midas se asomó por el borde de las cajas para ver. Se percató de que se trataba de un hombre alto y robusto, de mirada severa con una gigantesca hacha colgando de su espalda. Se veía joven, tal vez de la misma edad que Midas. Su armadura gruesa y pesada se veía bastante ligera cuando ese hombre se movía.

—¿Y los rastros?—preguntó el hombre.

Uno de los soldados respondió con mucho respeto—Hay marcas de sangre en el suelo. No debe estar lejos. Si nos da algo de tiempo, podremos encontrar al asesino.

—Entonces háganlo de una vez.

—A sus órdenes, capitán Darius.

Un hombre que se rige por la voluntad de su fuerza, el poder lo es todo para él y lleva los últimos años ascendiendo desde lo más bajo. Recientemente el capitán de un gran escuadrón y el frente de la interminable batalla para expandir el imperio noxiano.

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