Cherreads

Chapter 8 - Episodio 2: ‘Amigo’ Parte 1

Hace diez años, en las entrañas del Bastión Inmortal.

El ambiente del lugar era oscuro y deprimente, envuelto en tonos grises que se extendieron a lo largo de los pasillos de paredes lúgubres; del color de la misma piedra que envuelve al Imperio. En este escenario, los pasos de tres personas resonaron, lugar donde finalmente apareció un joven Midas de 17 años. Midas estaba siendo escoltado por dos soldados noxianos de armadura negra. Ambos soldados eran inexpresivos y no dijeron una sola palabra, lo que reforzaba este ambiente silencioso y deprimente.

Mientras caminaba con desánimo, Midas miraba al suelo con los ojos vacíos. En sus manos yacía el inhibidor que contiene sus poderes místicos, los mismos poderes que asesinaron a un batallón entero. Aunque sus manos estaban metidas en la caja, parte del metal dorado se veía subiendo por las muñecas de Midas.

—Avanza, muchacho—dijo uno de los soldados.

Sin protestar, Midas agachó más la mirada y apresuró el paso. Cuando más bajaron las escaleras del Bastión, más se sintió la presencia siniestra de los experimentos fallidos de la Rosa Negra. Lo que más podía escucharse entre más bajaban eran los lamentos y gritos de esos seres misteriosos ocultos detrás de las puertas reforzadas.

Fue de esa forma hasta que llegaron a un gran pasillo repleto de estas celdas. En una de esas celdas estaba una chica que se golpeaba la cabeza contra la pared. Ella tenía una sonrisa siniestra mientras su propia sangre se derramaba por su frente. Ella extendió la lengua para lamer la sangre que cayó por su labio y la herida en su frente se cerró.

De un momento a otro, ella escuchó a los guardias llegar. Asomó la cabeza por las rejas y sus ojos se abrieron emocionados por el nuevo monstruo que trajeron. Sin embargo, este tipo no se veía como un monstruo en lo absoluto. Era un muchacho delgado, de cabello negro corto alborotado y con tatuajes extraños y dorados que pudieron verse por un segundo entre los pliegues de su camiseta negra. En cuanto a la vestimenta en sí, la ropa del muchacho era una versión masculina de la ropa que ella traía puesta. La camiseta negra con marcas extrañas, los pantalones cortos pero levemente holgados, y sin zapatos, que fue lo que ella pudo ver por una fracción de segundo en el momento que asomó la cabeza.

—Entra a la celda—masculló uno de los soldados.

Se escuchó las bisagras de una puerta rechinar. Luego, los pasos descalzos del muchacho resonaron y finalmente la puerta se cerró.

Silencio. Silencio sepulcral seguido del aura deprimente de este lugar. Ella suspiró decepcionada y luego regresó a golpearse la cabeza contra la pared. Al acercarse a la pared, repentinamente ella escuchó algo. Apoyó la oreja en la pared y se concentró para escuchar.

Escuchó un suave ruido que se ahogaba en la oscuridad del largo pasillo; un suave llanto triste.

—Perdóname… Por favor, perdóname. No quería. Yo no quería hacerlo.

Si ella usaba toda su capacidad intelectual, llegaría a la conclusión que lo que está escuchando proviene del muchacho al que acababan de encerrar. Pensó que él seguramente hizo un lío allá afuera y que por eso lo encerraron. Pero dejando eso de lado, ella sonrió al escuchar a alguien llorar. Claro, muchos aquí lloran, por el hambre, pero el llanto de este tipo era muy distinto.

—Jejeje. Eres un bebé llorón—ella se burló de él, pero él la ignoró.

El tipo al otro lado de la pared bajó el volumen de su llanto, lo que decepcionó a Briar por segunda vez.

Briar, si… Ella fue encerrada en este lugar hace algunos pocos años por hacer muchas cosas que molestaron a los tipos importantes de Noxus. Ahora está encerrada, aburrida y hambrienta.

Después de unas largas horas en las que Briar se arrastró por el suelo, comiendo algunos bichos que encontró, golpeándose contra las paredes y mordiéndose los dedos de los pies, repentinamente…

—Oye, bebé llorón. ¿Qué le dijo el vampiro a la noche?

No obtuvo respuesta, obviamente, pero ella decidió hacer como que Midas realmente le respondió.

—¡Tengo hambre!

Ella sonrió como si lo que acababa de decir fuera gracioso, y lo que obtuvo como respuesta fue un silencio largo de cuatro segundos. Luego de eso, la voz de Midas resonó débil y con un ligero tono grave que mostraba su cercanía a la adultez.

—Eso… eso no es gracioso—parecía aburrido, con la voz seca y deprimente.

Desde la oscuridad de su celda, Midas miraba al suelo. Sus ojos brillaban tenuemente en color dorado y el metal en sus muñecas parecía subir como garras por sus brazos. Esto se debía a que el poder de Midas se estaba descontrolando, pero para eso estaba el inhibidor.

Cuando el Toque Dorado de Midas se activó, una piedra roja dentro del inhibidor brillo. Con eso, el brillo en los ojos de Midas se apagó y el metal dorado lentamente bajó hasta quedarse pegado a sus manos.

—No es gracioso…—se repitió, como queriendo dejar grabadas sus propias palabras en su mente. 

—Parece que tenemos un aguafiestas aquí— Briar siguió con su conversación extraña—, pero dejemos eso de lado. ¿Tienes nombre? ¿Cómo te llamas?

—Mi nombre no es de tu incumbencia—respondió Midas. Aunque pudo haber sonado agresivo, lo cierto es que su tono de voz seguía siendo vago y aburrido.

—Aah… ¿Así van a ser las cosas? Ya veo—Briar hizo un puchero inflando las mejillas. Suspiró luego de un segundo y pegó la cara a los barrotes de la puerta—Entonces yo no te voy a decir mi nombre. Nunca lo haré.

—Ok… solo cállate.

—Está bien…

Cómo un perro obediente, Briar caminó por la celda con pasos anchos durante unos segundos y se sentó en el suelo con las piernas cruzadas. Miró a la puerta en silencio, la miró fijamente mientras cerraba los ojos y luego…

—Oye, una vez caí por un peñasco. Me rompí la cara, pero encontré muchos peces cerca de allí y me los comí. Estaban deliciosos. Esos peces literalmente sabían el agua del río. Fue muy agradable. Aunque luego los soldados me encontraron y me incorporaron al campo de batalla otra vez.

—Aah…—Midas escondió la cara entre más rodillas. Aunque él pensó que esa chica se iba a callar, fue todo lo contrario.

Briar seguiría hablando y hablando durante mucho tiempo más.

Tal vez la relación que ambos tenían no era algo profundo. Ni siquiera se le puede llamar amistad. Pero Briar en algún momento comenzó a pensar en Midas como su mejor amigo. En este abismo oscuro, Midas era el único que escuchaba todo lo que Briar decía, y a Briar le gusta mucho que los demás la escuchen. Eso la hacía feliz y por eso ella quería escapar junto a Midas.

Al final lo lograron. Después de años encerrados en esa oscuridad, con Midas hundiéndose más en su propia depresión y con Briar pensando una y otra vez en su lugar en este mundo, la libertad finalmente era de ellos.

Ese era el sueño que debió cumplirse, pero…

***

Corrió desesperada ocultándose entre el frondoso bosque verde. Los árboles pasaban a su lado rápidamente, pero esto se debía a que Briar estaba huyendo con todas sus fuerzas. Su respiración era pesada y la sangre se le estaba escurriendo del pecho. Su campo de visión se estaba tornando borroso y el agarre de su mandíbula en la capa de Midas se estaba debilitando.

A pesar de que todo estaba en su contra, Briar siguió corriendo. Ella entendía que no podían ser atrapados, pues luego de perder contra Darius, su único pensamiento era su propia supervivencia. Sin embargo, aun pensando en la supervivencia, ella también pensó en Midas.

Me siento débil. Todo a su alrededor parecía dar vueltas. Mientras corría, ella rememoró todo su pasado junto a Midas.

—Mai… Mai…—era la voz moribunda de Midas.

Midas está agonizando. Aunque fue sorprendente que se mantuviera con vida hasta este momento, la vida en su cuerpo se estaba extinguiendo como una llama en una tormenta. La sangre dejó de salir por su herida, pues ya no había sangre que derramar. Su corazón rápidamente disminuyó el ritmo de los latidos y sus órganos comenzaron a fallar.

Briar lo escuchó, y apretó con fuerza los dientes. Hay muchas emociones que ella no entiende, pues lo único que conoce solo es el placer y el hambre. Aunque la ira también es algo que puede sentir, es algo que no comprende con totalidad. De ahí en más, tristeza, felicidad, miedo… Todo eso no son más que palabras para ella.

Es por eso que ella estaba tan confundida hace un rato. Cuando vio a Midas ser atacado a muerte, de alguna forma sintió algo que dolió, pero que no la lastimó.

—¡Por aquí!

—¡El rastro de sangre está por acá!

—¡Ella está cerca!

Fueron los soldados noxianos corriendo detrás de Briar.

Marcando el inicio de una tragedia, pequeñas gotas de agua cayeron sobre el rostro de Briar, seguido de eso, la lluvia comenzó repentinamente. El frío se sintió en el aire y el olor húmedo de la tierra llenó la escena. Los pasos rápidos de Briar chapoteaban en el agua que fue acumulándose bajo sus pies y la imagen deprimente de dos personas al borde de la muerte se intensificó.

Dos ojos azules observaron desde las sombras. Kindred aparecía y desaparecía de la escena, envuelta en el misticismo de su existencia. Detrás de ella (cordero), estaba el lobo, sonriendo complacido.

La lluvia fue un alivio momentáneo para Briar y Midas, pues esta borraría el rastro de sangre, lo que impediría que los soldados los encontrasen. Sin duda fue un golpe de suerte, pero se necesita más que eso para escapar de la muerte.

Mientras Briar corría, Midas comenzó a ver su infancia dentro de sus sueños. Imágenes borrosas pasaron en sucesión, entre esas imágenes estaba la razón por la que se encuentra en Noxus en lugar de su hogar, Zaun.

No puedo más. No puedo respirar. Se quejó Briar. Ella sintió los párpados pesados y todos los músculos de su cuerpo debilitados. A duras penas podía mantenerse corriendo, lo cual ya era una gran hazaña. Aunque es pequeña y fuerte, Briar entendió que también podía verse a sí misma como alguien débil.

La pelea contra Darius le dio una lección a esta chica. Lo único malo es que ella no va a sobrevivir para poder usar lo que aprendió este día.

Sin fijarse donde puso el pie derecho, y debido al barro que la lluvia formó, Briar resbaló, se golpeó la cabeza contra una piedra y cayó violentamente en un agujero rodeado de piedras. Midas cayó junto a ella. Ambos cayeron por una especie de túnel largo que se extendió por más de diez metros de largo. La caída estaba llena de piedras gruesas, por lo que no fue una caída directa de diez metros.

Al tocar el fondo del túnel, Briar cayó sobre el pecho de Midas y, debido al golpe anterior, ella ya estaba completamente noqueada.

Fue una caída ruidosa, pero luego de eso solo quedó el silencio de la lluvia allí arriba. Briar estaba encima de Midas, y eso hizo que las heridas de ambos se tocaran. La sangre de Briar, mezclada con agua y lodo, entró en la herida de Midas, y viceversa.

Al final, la oscuridad se apoderó de todo y los ojos de Kindred miraron a Midas y Briar.

—Es una lastima. Será para otra ocasión—susurró el cordero con una voz femenina y tranquila.

—Que aburrido es esto. Pensé que íbamos a tener una buena caza esta vez—gruñó el lobo. Su voz era más gruesa y rasposa, al igual que su mirada severa y enojada que se veía aterradora entre la oscuridad.

El cordero se dio la vuelta ignorando al lobo y dándole la espalda a Midas y Briar—El destino cambia, la muerte cambia. Esto no es más que un pequeño retraso. El momento llegará, tarde o temprano.

Así como apareció, Kindred se desvaneció en la oscuridad. Cuando se fueron, las heridas de Briar y Midas se habían cerrado…

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