Solía pensar que matar y devorar era lo único bueno que la vida tenía para mi. No me quejo porque realmente me gusta matar y comer. Estar rodeada por el campo de batalla cubierto de cadáveres, con los gritos de los enemigos que aún estaban con vida, con la tibia sangre tocando mis labios, la adrenalina de la caza y la victoria que se cernía en mis manos… Yo realmente sentí que pertenecía allí…
—¡Aléjate de mi, monstruo!
—¡Ayúdenme!
—¡Por favor, detente!
—¡Huyan!
Realmente sentí que pertenecía allí…
—Otro fracaso… Incluso si usamos la sangre de Lord Vladimir, todo lo que obtuvimos fue esto: una mujer estúpida que no sabe cuándo detenerse. Su cuerpo sigue siendo valioso, después de todo, así que sería una pena matarla. Tú, pon a este fracaso con los demás fenómenos. Tal vez en el futuro le encontremos una utilidad.
Esa era la voz de ese sujeto. El sujeto que me encerró aquí, así como también el sujeto que me creó…
No sé cuánto tiempo pasó. No estoy segura. Todo estaba muy oscuro, pero también era todo muy ruidoso. Tengo recuerdos borrosos de esos momentos. Solía golpearme a mí misma contra las paredes. Solía gritar y reírme sin parar. No sabía por qué, simplemente mi risa salía mientras gritaba. Intenté hablar con los demás, pero parece que nadie entendía lo que yo decía…
Todo este tiempo estuve hambrienta; desesperada. No podía detener la molesta sensación de mi estómago rugiendo a cada segundo que pasaba. Me dolía mucho, se sentía horrible. Mi boca se secaba siempre, cada vez ansiando una gota más de sangre.
¿Cuánto tiempo pasó? No lo recuerdo.
Cada noche, mientras la oscuridad era más intensa, los demás comenzaban a llorar y gritar pidiendo sangre. Al escuchar toda esa desesperación, fue la primera vez que pensé en lo que soy. Entendí que no era diferente a los demás. "Un animal tonto que solo mata y come". Tal vez fue en ese momento en el que mis palabras al fin tuvieron sentido para los demás, así como también pude calmar la ira que el hambre me provocaba.
Allí, en las profundidades de esa celda, por primera vez vi la luz que se extendía desde el exterior atravesando la pequeña ventana de la puerta; por primera vez me conocí a mí misma.
***
—Bueno, bueno, grandullón. Vamos a bailar un poco, ¿sí? Espero que estés preparado—dijo Briar, imitando el gesto de Darius de tronarse el cuello, aunque el cuello de Briar no crujió.
Ella ya estaba lista para la batalla, pero Midas seguía sin hacer nada como una langosta patética. Aunque Briar le dijo que tenía que irse, él solo se quedó allí, mirando con el miedo hirviente en su alma.
—Briar…—Darius apretó la empuñadura del hacha, recordando ciertas cosas de las que se le había informado con antelación—Sé algunas historias sobre ti. Eras implacable en el campo de batalla. Tanto enemigos como aliados huían de ti—caminó lentamente alrededor de Briar, haciendo crujir la pesada armadura—Tienes la fuerza para ser una de las mejores, pero no la suficiente cabeza para pensar en ello. Haz alterado la prosperidad del Imperio con tus acciones. Si no peleas para Noxus y decides volverte en su contra, no tendré más opción que asesinarte.
—Jejeje. Ahora mismo tengo algunas cositas que hacer. Pensé en pelear por Noxus otra vez, pero creo que la amistad vale más que un puesto en el ejército, y si eso me lleva a pelear contra ustedes…—el hemolito tembló violentamente—No tendré problemas en hacerlo.
Esto no está bien… Midas ya se estaba planeando huir de allí. Ciertamente debe hacerlo, pero la culpa le carcome el alma. Esta chica, a pesar de ser una loca asesina, fue quien le dio la oportunidad de ser libre. Si la abandona aquí, Midas no podría dormir con la muerte de otra persona más en sus pesadillas. Debería ayudarla, pero, ¿qué puedo hacer para lograrlo?
Midas es débil, tanto en cuerpo como en mente. Desde siempre fue un cobarde y desde siempre tuvo que ser protegido por alguien más. Fue exactamente igual en Zaun, cuando su hermana mayor se peleaba con pandilleros para protegerlo.
—Briar…—apretó los puños dentro del inhibidor. Al ver a Briar delante de Darius, inevitablemente tuvo un recuerdo de su hermana a punto de pelear contra un tipo similar.
Así, mientras Midas se quedaba pensando y lamentándose en silencio, Briar abrió el cepo y un chasquido místico resonó. Ella nuevamente adquirió esa apariencia demoniaca y su sonrisa de dientes afilados se agrandó. Sin poder contenerse, ella se lanzó sobre Darius levantando ambas cuchillas, pero Darius solo resopló aburrido volteando el hacha por el lado que no tiene filo.
Como si fuera un mazo, Darius maniobró el hacha y golpeó a Briar en la cara. El golpe levanto a Briar por los aires, lo que hizo que su cráneo se partiera dentro de su cabeza. Ella dejó salir un grito monstruoso y doloroso, pero antes de caer, ella recobró la compostura en el aire y aterrizó sobre sus dos pies.
—Aah... aah... dolor… sangre…—de rodillas en el suelo, ella susurró ante las gotas de sangre que comenzaron a correr por su frente. Al levantar la mirada, vio que Darius ya estaba preparando un ataque descendente con el hacha. Ella fue instintiva en ese momento ya que de inmediato se movió rodando por el suelo, justo en el momento que el hacha cayó partiendo el suelo.
El suelo tembló levemente y esa fue la señal para Briar, quien atacó nuevamente aprovechándose de la pequeña fracción de segundo en la que Darius levanta el hacha.
Briar usó toda la fuerza de su cuerpo para el ataque, empujando las cuchillas contra la cara de Darius, pero el hombre fue más rápido. Él bloqueó ambas cuchillas con la empuñadura del hacha y empujó a Briar hacia atrás. Aunque parecía que Darius hizo esto para aumentar la distancia, él empujó el hacha hasta el borde de la empuñadura y le clavó el filo a Briar en la espalda. Hizo esto para convertir el hacha en una especie de gancho y traer de vuelta al objetivo. Cuando contrajo el brazo para acercar a Briar, usó su mano libre para agarrarla por el cuello y estrellarla contra el suelo.
Completamente inmovilizada, Briar…
—Jejeje… Sorpresa, grandullón.
Darius no entendió la risa de Briar, pero vaya que si logró entenderlo unos segundos después al notar que sus brazos comenzaron a sangrar. La sangre cayó sobre el rostro de Briar y ella se lamió los labios. Por el arte de la misma magia, sus heridas comenzaron a sanar a una velocidad abrumadora.
—Sorprendente—incluso Darius lo admitió. Él no se dio cuenta cuando fue que recibió el golpe, pero seguramente las cuchillas lograron alcanzarlo en el momento que usó el hacha como gancho.
Sin embargo, un poco de sangre no hace milagros. Briar seguía herida y acorralada. Su cráneo a duras penas mantenía su forma después del golpe del hacha y su espalda estaba soltando un charco de sangre que se expandió en el suelo. Esta última herida fue la que más rápido se cerró ya que un segundo después la sangre dejó de salir.
—Hay que terminar con lo que comenzaste. Este fue el camino que elegiste así que muere con dignidad.
Tal vez haya sido la imaginación de Briar, pero detrás de Darius ella juraría haber visto a un cordero enmascarado sosteniendo un arco delante de un siniestro lobo negro fantasmal flotante. Al mismo tiempo, ella también vio el filo del hacha de Darius acercándose a su cuello.
…
…
***
Cuando era niño solía ser muy asustadizo. Me daban miedo tantas cosas que era casi ridículo. Sin embargo, no importaba cuánto miedo tuviera, ella estaba allí para salvarme. Ella siempre me salvaba de la oscuridad, de los insectos, de los sonidos tenebrosos y de los tipos malos e intimidantes.
Ella me salvó de este horrible mundo de mierda…
Ahora que lo recuerdo, ella solía silbar una canción que nuestra madre nos cantó el día que murió. Ninguno de los dos recordaba la letra, pero si la entonación de la canción, así que mi hermana solía silbarla mientras hacíamos las cosas de todos los días…
Ella también solía silbar esa canción antes de empezar una pelea. No importaba cuantas veces la golpearan o cuantas veces caía al suelo al borde de las lágrimas, para mí, ella estaba dispuesta a matar a cualquier bastardo…
Y esa fue la razón por la que la dejé… porque yo también quería protegerla.
Todo eso llegó a mi mente como una bomba de tiempo. Al ver a Briar caer y reírse de ello, pensé en la hermana que me protegió con su vida. Recuerdo las heridas que le solían provocar a mi hermana… recordé cuanto ella sufrió para protegerme…
Antes de darme cuenta de lo que estaba haciendo—¡Aléjate de ella, bastardo!—me encontraba corriendo hacia Darius para intentar derribarlo con una embestida. Usé el costado derecho de mi cuerpo y empujé todo mi peso sobre él, pero…—¿Uh?—al golpearlo, vi que Darius me estaba mirando en silencio, agachado sobre el mismo lugar en el que estaba desde un inicio.
Huh… Darius no se movió ni un solo centímetro después de mi ataque. En su lugar, Darius pasó de apuntar su hacha a Briar a apuntar el filo del hacha a mi.
—Midas…—ahogándose por el agarre de Darius, Briar me miró mientras su hemolito volvía a cerrar el cepo. Luego volvió su mirada a Darius y sus ojos mostraron una emoción muy distinta a la que alguna vez vi en ella—¡No! ¡Él es mi amigo!
Al escuchar su gritó, un fuerte golpe me empujó lejos, arrastrando mi cuerpo cuatro metros. Me sentí adolorido en todas partes después de que mi cara besara el suelo, así que, desesperado, me levanté para hacer que Darius se aleje de Briar, pero sentí un líquido caliente cayendo por mi pecho acompañado de una extraña sensación de ardor. Cuando miré a Darius, me percaté de que detrás de ellos estaba la muerte, Kindred.