Prólogo: El umbral del metal
-THUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMM-
Grave y titánico, un grito del éter. Rasgó el firmamento, y luego un silencio sepulcral se extendió por los pantanos occidentales. Sólo las "ratas" de aguas estancadas, sintiendo el peso de aquella inmensa sombra, temblaban en el barro. Una luz viviente fluyó, el metal sangró estrellas, mientras la quimera de acero descendía en silencio.
Del amargo lecho de la traición, arrastrada al abismo, emergió, la princesa que una vez fue, orgullo en pedazos rotos, una sombra entre sombras, desterrada de su reino. Pero desde el denso velo de la oscuridad, una presencia insondable la arrancó desde el final, una chispa obstinada que se resistió a la extinción.
Sin nombre en los anales, Forastero o gólem, heraldo oscuro, al borde del abismo de su propio ser, se levantó. Un guardián silencioso, un bastión inquebrantable que la forjó de nuevo. Pieza a pieza, con una ciencia que susurra secretos desde estrellas lejanas a través del cosmos. Ahora es parte de un hito, de una misión arcana; Abrió el umbral a una oportunidad sin parangón.