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Chapter 41 - Capitulo 37

—Así que quiere que mostremos nuestra fuerza —dijo Fujimaru.

—Ana, ¿podrías ayudarlos en la batalla? —preguntó Merlín.

—Parece que estoy obligada a pelear en una lucha innecesaria —respondió Ana mientras invocaba su guadaña.

—¿Y tú, Luciano? —preguntó Merlín.

—Me gustaría luchar uno contra uno contra el rey, si no es un problema para él.

Gilgamesh me miró fijamente antes de asentir con consentimiento.

Me quedé quieto mientras el combate comenzaba.

Rápidamente, Gilgamesh creó varias Puertas de Babilonia, de las cuales sacó tres bastones que lanzaron ataques consecutivos. Mash bloqueó los impactos con su escudo, mientras Ana aprovechaba la situación para atacar con ambas partes de su arma, usando la cadena que las unía.

Sin embargo, Gilgamesh bloqueó con un simple movimiento de los bastones que ya tenía invocados.

Ana reaccionó al instante, tomó su arma con firmeza y se lanzó contra Gilgamesh, recibiendo el apoyo de Mash.

El Rey de los Héroes simplemente esquivó sus ataques sin esfuerzo, moviéndose con facilidad de un lado a otro.

Ana utilizó el escudo de Mash como punto de apoyo para impulsarse y lanzar un ataque descendente, pero Gilgamesh lo bloqueó con un bastón. Sin rendirse, usó sus cadenas para sujetarse de una columna y realizar otro ataque, mientras Mash, con ayuda de Fujimaru, aparecía cerca de Gilgamesh para atacar en conjunto con Ana.

Sin embargo, Gilgamesh invocó dos bastones más, bloqueando a ambas sin dificultad, y luego lanzó un poderoso contraataque que las hizo retroceder.

—No hace falta que sigáis peleando. Sois un desperdicio de tiempo. Ya podéis marcharos —dijo con indiferencia, volviendo a su trono.

—Ahora vas tú. Demuestra que mereces mi tiempo —añadió mientras invocaba varios bastones tras de él.

Los demás se colocaron rápidamente junto a Merlín, mientras yo avanzaba lentamente, desenvainando a Yamato.

Con un solo corte diagonal hacia mi derecha, un profundo surco apareció en el suelo.

En un instante, me moví a gran velocidad, apareciendo detrás de Gilgamesh, sorprendiendo a todos, incluso a él mismo. Saltó hacia atrás en el último momento, esquivando un corte que lancé y que dejó otro gran tajo en el suelo.

Desde el aire, disparó múltiples proyectiles en mi dirección. Sin embargo, los desvié con Yamato y, aprovechando la apertura, me moví con velocidad abrumadora, conectando una patada directa en su torso.

El impacto lo envió volando, atravesando un pilar.

Gilgamesh se levantó con una sonrisa en el rostro.

—Tú sí que vales mi tiempo. Tienes la velocidad de un Saber y la fuerza de un Berserker.

Me miró fijamente antes de continuar:

—Luciano, ¿verdad? Demuéstrame de lo que eres capaz.

—Bueno, tú lo pediste —respondí con calma.

Levanté un dedo y creé un Cero, aunque debilitado a propósito, ya que no quería destruir la sala del trono. Al dispararse, un poderoso rayo de energía salió disparado en dirección a Gilgamesh.

El rey dorado reaccionó al instante, invocando varias armas para bloquear el ataque. Al impactar, el Cero generó una explosión de energía que resonó en toda la sala.

Cuando el polvo se disipó, Gilgamesh permanecía en pie. Había resistido el ataque, pero a cambio, varias de sus armas se habían roto.

—¿Así que las armas de la Puerta de Babilonia pueden romperse…? —murmuré, sorprendido.

Gilgamesh comenzó a reír mientras desinvocaba su grimorio y se sentaba nuevamente en su trono. Yo hice lo mismo, pero en lugar de sentarme, abrí mi propia Puerta de Babilonia.

El gesto hizo que Gilgamesh se detuviera en seco.

—Espera un momento —dijo, enderezándose en su trono, observando mi portal con intriga—. ¿Eso era… la Puerta de Babilonia?

Asentí sin decir nada.

—¿Cómo la conseguiste? —preguntó, esta vez con una expresión mucho más seria.

—No lo sé. Un día, una llave dorada apareció frente a mí y, cuando la toqué, sentí que me conectaba con algo… Desde entonces, puedo utilizar la bóveda.

Gilgamesh cerró los ojos un instante, como si meditara mi respuesta. Luego sonrió con arrogancia.

—Interesante… Parece que mi bóveda vio en ti algo similar a mí, por eso te reconoció como su usuario.

[Relación con Gilgamesh +5] [Gilgamesh 5/50]

—Dime, no recuerdo haber visto esa arma en mi bóveda.

—¿Te refieres a Yamato? Hay muchas armas especiales que he conseguido y guardado en la bóveda.

—Espero que sean dignas de estar ahí —respondió Gilgamesh con una mirada penetrante.

—Por supuesto. No guardaría cualquier arma en una bóveda llena de tesoros.

Mi respuesta pareció divertirlo, pues sonrió levemente.

[Relación con Gilgamesh +5] [Gilgamesh 10/50]

—Dime, Luciano… ¿cuáles armas te han aceptado?

Ante esa pregunta, todos los presentes prestaron atención.

De repente, una sonrisa apareció en mi rostro.

Sin decir una palabra, creé un portal. De su interior emergió una empuñadura que provocó que Gilgamesh se levantara de golpe de su trono.

El arma estaba envuelta en gruesas cadenas, pero en cuanto la toqué, estas se rompieron sin resistencia alguna.

En mi mano ahora descansaba Ea, la Espada de la ruptura.

Gilgamesh observó la escena en completo silencio antes de soltar una carcajada. Luego, con una expresión de satisfacción, volvió a sentarse.

[Relación con Gilgamesh +5] [Gilgamesh 15/50]

—Solo me das sorpresas, Luciano… Con tu ayuda, esta guerra cada vez se inclina más a nuestro favor.

Sus ojos se entrecerraron con curiosidad antes de hacerme una pregunta:

—Dime, ¿cuántos ataques puedes realizar antes de quedarte sin maná?

—Poseo maná infinito —respondí con una sonrisa confiada.

Gilgamesh me devolvió la sonrisa, mientras que los demás quedaron boquiabiertos por mi afirmación.

—¿M-Maná infinito…? —tartamudearon Merlín, Ana, Fujimaru y Mash al unísono.

—Sí, pero solo lo utilizaré contra enemigos dignos… o si no tengo otra opción —añadí mientras guardaba el arma.

Gilgamesh asintió, aprobando mi decisión.

[Relación con Gilgamesh +5] [Gilgamesh 20/50]

En ese momento, Fujimaru dio un paso adelante y habló con voz seria:

—Rey Gilgamesh, al menos podemos hablar…

Gilgamesh lo miró con superioridad.

—No hay necesidad. Sepan que soy capaz de todo porque lo poseo todo. Y eso incluye el conocimiento.

Luego, con un tono tranquilo pero contundente, añadió:

—Ya sé todo lo que ocurre en Chaldea.

Fujimaru apretó los puños antes de hablar nuevamente.

—Entonces… sabes que si no recuperamos el Grial de esta época, toda la humanidad será erradicada.

Gilgamesh se recostó en su trono con una expresión de superioridad.

—Ustedes buscan el Grial, ¿no? —dijo mientras levantaba el cáliz dorado que acababa de invocar.

Mash dio un paso adelante, sorprendida.

—¡Cómo es posible que poseas el Grial!

Gilgamesh soltó una leve risa antes de responder con arrogancia.

—Es muy sencillo. Todas las riquezas me pertenecen. Esto debe ser lo que la Alianza de las Tres Diosas busca, de lo contrario, ni siquiera habrían atacado Uruk.

Acto seguido, su mirada se volvió fría mientras guardaba el Grial.

—Y no me pidan que les entregue ninguno de mis tesoros.

Fujimaru, decidido, dio un paso al frente.

—Entonces, si a cambio derrotamos a la Alianza de las Tres Diosas, ¿nos lo darías?

Un silencio sepulcral siguió a sus palabras. Pero fue roto por una estridente carcajada de Gilgamesh, que resonó por toda la sala durante varios minutos.

—¡Derrotarlas! ¿Ustedes? ¡Jajajaja! ¡El único que tendría una posibilidad sería Luciano! Siduri, estos idiotas podrían hacerme reír hasta la muerte. Haa, fue tan bueno que lo pondré en el registro de la corte: "El rey sufre dolor abdominal por reír demasiado".

Antes de que pudiera seguir, un soldado entró apresurado.

—Perdón por interrumpir su agradable charla, mi rey.

Gilgamesh lo miró con fastidio.

—¿Agradable conversación? ¿Acaso estás ciego?

—Es que escuchamos su risa resonar por todo el Zigurat.

—Idiota, ¡no sabes que a mi edad uno puede reírse de cualquier cosa! Ahora dime, ¿qué sucede?

El soldado respiró hondo antes de dar la noticia.

—Es ella. Se dirige a Uruk a gran velocidad. Una de las tres diosas de la Alianza, la Diosa Ishtar.

Gilgamesh se masajeó las sienes con exasperación.

—¡Otra vez esa idiota! ¿Es que nunca aprende?

En ese instante, el techo se hizo añicos y una figura entró volando.

—¡¿Qué dijiste?! —rugí Ishtar, molesta.

Le sonreí tranquilamente.

—Nos volvemos a ver, Ishtar.

Ella me miró de reojo con desinterés.

—Apártense. Mis asuntos son con el doradito.

Observé su actitud y sonreí internamente. "Es mucho más amable que en el canon", pensé.

Gilgamesh cruzó los brazos y arqueó una ceja.

—Es raro ver a la gran Diosa Ishtar preocupándose por la seguridad de alguien.

—¡Yo no me preocupo por nadie! ¡Solo por Uruk! Pero como ahora tampoco es mía, no debería importarme —exclamó, girándose para vernos.

Le guiñé un ojo solo para molestarla.

[Relación Ishtar +10] [Ishtar 30/100]

Ishtar frunció el ceño y se sonrojó.

—¡A la mierda, lo explotaré todo!

Se giró y, con un grito, disparó un enorme rayo de energía en dirección a Gilgamesh. Mash reaccionó al instante y bloqueó el ataque con su escudo. Ana intentó atacar a Ishtar, pero fue repelida de una patada. Antes de que pudiera estrellarse, aparecí rápidamente detrás de ella y la sujeté.

—¿Estás bien? —pregunté mirándola.

[Relación Ana +10] [Ana 20/50]

Asintiendo sorprendida, Ana se apartó. Mientras tanto, Ishtar enredó los pies de Mash con la cadena de Ana e intentó atacarla con unas gemas mágicas. Gilgamesh las destruyó de inmediato. Al ver que no podía ganar, Ishtar frunció los labios.

—Creo que me iré.

Subió a su enorme arco flotante y comenzó a elevarse. Gilgamesh se burló.

—¡La gran Ishtar escapando con el rabo entre las patas!

—Solo estaba de paso. Nos vemos, rey de Uruk sin camiseta, Siduri y Luciano —dijo mirándome. Le devolví la sonrisa y ella, sorpresivamente, hizo lo mismo.

Antes de marcharse, lanzó una última advertencia.

—Por cierto, Siduri, cuando Gilgamesh muera no protegeré Uruk, así que ten la bandera blanca lista.

Con esas palabras, desapareció en el cielo nocturno. Gilgamesh suspiró con fastidio.

—Esa mujer es un fastidio.

Yo solo me reí.

Después de que Merlín encontrara un lugar para que descansáramos, Gilgamesh nos proporcionó una casa en el fondo de la ciudad. Siduri nos acompañó y nos aconsejó que, para que el rey nos escuchara, debíamos conseguir logros ayudando a la ciudad. Ella se encargaría de administrarnos tareas.

Los siguientes tres días fueron de trabajo constante:

Día 1: Creación de ladrillos. Usé clones para ayudar mientras entrenaba mis elementos.

Día 2: Esquilado de ovejas. Con clones y mi elemento viento, el trabajo fue fácil.

Día 3: Recolección de frutas. Seguí con el mismo método, mejorando mis habilidades.

Mientras entrenaba, los demás avanzaban con sus tareas. Cada día nos acercábamos más a ganarnos la confianza de Gilgamesh y fortalecer nuestra posición en Uruk.

Así, el tiempo pasó en Uruk. Una noche le pregunté al sistema sobre el problema con el tiempo y me respondió que, debido al problema causado en este mundo y a mi repentina invocación, el tiempo en el mundo de Naruto se había detenido.

Después de varios días, estábamos ayudando a Leónidas a entrenar a los soldados luchando con ellos. Mis clones les enseñaban artes marciales y el manejo de armas para que pudieran defenderse.

Me senté al lado de Ana, que estaba descansando en un pequeño claro. Estuvimos hablando un rato hasta que salió el tema de su invocación y cómo tuvo que matar bestias demoníacas y personas para poder sobrevivir con su energía. Sabía que estaba mal.

—No te preocupes, lo hiciste para sobrevivir. Yo también he tenido que hacerlo y eso no te convierte en un monstruo. Además, ahora tienes amigos, como Fujimaru, Mash y yo —dije mientras le acariciaba la cabeza.

[Relación Ana +30] [50/50]

—¡Vamos! —dije mientras la levantaba y la ponía en mis hombros—. ¿Qué tal si les enseñamos a esos hombres cómo se lucha de verdad? —dije con una sonrisa, mirando a Ana, quien me la devolvió.

En los siguientes días, nuestra relación se transformó en la de un hermano mayor y una hermana menor.

Algunos días después, Merlín entró por la puerta preguntándonos si nos habíamos acostumbrado a la vida en Uruk. Luego mencionó que teníamos el día libre y sugirió que Fujimaru llevara a Mash a una cita. Lo que siguió fue muy gracioso, ya que ambos se pusieron extremadamente nerviosos.

Entonces, Ana bajó del segundo piso.

—Chicos, ¿les puedo pedir un favor? Aunque no tengo mucha plata, esto debería ser suficiente...

Me acerqué y le puse la mano sobre la cabeza.

—Nunca le pediría dinero a mi hermanita para ayudarla.

—Eso es verdad —continuaron los chicos.

—Entonces guíanos —dije mientras ponía a Ana en mis hombros. Salimos de la casa con una sonrisa en el rostro.

Pronto llegamos a una cueva repleta de monstruos llamados Shinigamis, que robaban las almas de los ciudadanos más débiles, lo que causaba una enfermedad.

Cuando salimos de la cueva, Ana nos explicó sobre la enfermedad y cómo se podía curar si se devolvía el alma a la persona a tiempo. También nos preguntó por qué nos relacionábamos con los ciudadanos. Mi respuesta fue sencilla:

—Me gusta ver a la gente feliz y sonriendo, sobre todo a los niños. Por eso insistí tanto en ayudarte —dije mientras le daba un pequeño abrazo. Al principio se sorprendió, pero luego correspondió con una sonrisa.

Ya había pasado un mes y finalmente Gilgamesh nos convocó. Nos dio la misión de ir a la ciudad de Ur y descubrir qué estaba ocurriendo allí.

Al salir del templo, Merlín compartió su hipótesis de que el Grial de Gilgamesh no era el que estaba creando la singularidad. También nos encontramos con Ushiwaka, quien nos felicitó por nuestra primera misión y mencionó que debía dirigirse a ayudar a Leónidas en la muralla.

Rápidamente comprobé mis mejoras en mis elementos:

[Control de Chakra]

Control de Chakra Divino Avanzado: 100%

Control de Ki Divino Básico: 100% (Evolución)

Control de Magia Divina Básico: 100% (Evolución)

Magia Dragon Slayer (No aprendida aún).

Control de Energía Destructora - Lv 1 (1/1000) → Solo puedo usar el 5% de su fuerza real.

Control de Energía Creadora - Lv 5 (300/3000) → Solo puedo usar el 10% de su fuerza real.

[Control de Chakra Elemental]

Fuego (Combustión Absoluta): 100%

Aire (Viento Divino): 100%

Papel (Papel Divino): 100%

Rayo (Voluntad del Trueno): 100%

Agua (Océano Primordial): 100%

Posibles elecciones: Roca.

Ahora mis energías eran más poderosas porque se habían vuelto divinas. Por ejemplo, antes, un Cero de mediana potencia podía destruir la Luna. Ahora, uno de la misma forma podía destruir varios planetas. Lo mismo sucedía con las demás energías.

Mi papel alcanzó su última evolución, otorgándome una materialización completa con una dureza comparable al diamante y un filo muy superior a la obsidiana.

Desbloqueé el elemento Rayo, que en su última evolución, Voluntad del Trueno, me permitió:

Crear rayos de plasma que perforan metal.

Generar tormentas que caen sobre el enemigo.

Convertirme en pura electricidad para evitar ataques.

Crear campos eléctricos que paralizan instantáneamente.

Alterar el sistema nervioso del enemigo con electricidad.

Finalmente, el elemento Agua, en su última evolución, Océano Primordial, me permitió:

Crear tsunamis y ríos controlados, incluso océanos enteros con chakra.

Generar agua de la nada sin fuentes externas.

Crear agua con propiedades destructivas que corroe chakra y armaduras.

—Bueno, chicos, ¿están listos? —dije mientras me giraba—. Que comience nuestra primera misión —añadí, colocando a Ana sobre mis hombros.

Continuará...

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